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El juego largo

Este fin de semana estuve compartiendo con algunas personas agradables, otras no tanto. Mientras estábamos en la mesa de juego, sonaban las canciones que amenizaban la velada y una de ellas tuvo la osadía de durar 8 minutos 29 segundos. Señoras y señores, con ustedes, la espectacular y larga “Mandinga” de Rubén González.

Yo, feliz, la escuchaba, la disfrutaba, hacía mis “solos” de piano imaginario como si estuviera sentada de verdad frente a ese gran instrumento y entonces Armando (vamos a decir que se llama Armando para no tirarle «hate») dice: ¿y cuándo se acaba esa canción? ¡qué canción más larga!

Quedé en shock, hubo quienes celebraron el magistral y brillante comentario de Armando con risas y burlas, se adhirieron a su sentimiento de fastidio por tener que mamarse una canción de 8 minutos y de paso mis muecas de pianista frustrada. Creo que eso fue lo que más sacó de quicio a Armando.

Al principio sentí un poco de indignación, lo confieso, hartarse de un clásico de la salsa y de las notas de un pianista cubano con todos los pergaminos como Rubén González es un oprobio a la música.

Rubén fue uno de los grandes y compartió honores con músicos de la talla de Compay Segundo y Omara Portuondo, pero a Armando la canción le pareció muy “jarta” y muy larga.

Después de la indignación sentí pena ajena, sí, porque recordé que Armando carece por completo de apreciación musical y es “amotro”, tiene dos pies izquierdos (y lo digo con conocimiento de causa porque lo he visto bailar), entonces me quedo corta al decir que lo de Armando fue la representación exacta de aquel dicho que reza que la ignorancia es terriblemente atrevida y que va de poco aguante.

Esto para decir que: todo lo que nos parece largo es aburrido, eterno, “jarto”, repetitivo y deja de ser novedoso al instante.

¿Quién se va a mamar una canción de 8 minutos cuando puede durar 3?

Armando, como tantos otros, se sumergieron en la inmediatez de lo que hoy nos brinda la vida, lo fast, lo express, la descarga de dopamina instantánea.

Ya se nos olvidó jugar al juego largo y al respecto, Dorie Clark en su libro titulado como esta entrada de blog dice: “vivimos en un mundo donde el señuelo del pensamiento a corto plazo⸻concentrados, con la cabeza baja y haciendo una y otra cosa⸻está omnipresente. Nuestros lugares de trabajo nos empujan hacia esta forma de pensar y, con bastante frecuencia, también lo hace nuestra propia mente.

Nuestra propia mente…pensar a largo plazo es crucial para obtener el éxito, pero no lo hacemos. No te puedes permitir el lujo de parar ni de tomarte el tiempo de…

Mientras tanto, lo importante pierde valor; o ya no recuerdas aquel eslogan de una reconocida cerveza colombiana que decía que “las mejores cosas de la vida toman tiempo, pues eso.

Date espacio mental y un poco de tiempo para pensar, como dice Clark, porque de lo contrario te convertirás en otro Armando, incapaz de disfrutar una canción de 8 minutos, no quieras todo ya, desarrolla y organiza tus ideas para que los proyectos que tengas en mente puedan darse el tiempo de madurar y generar resultados.

Eso mismo pasa con los clientes de marketing digital, si la estrategia en menos de dos meses no da resultado es que no sirve ¿y quien dice que no sirve?, pero vamos a un ritmo en que si los proyectos no revientan a la primera entonces hay que desecharlos.

Recuerda, esto no solo es un mal hábito, tu cerebro está lo suficientemente comprometido en el proceso de exigir dopamina al instante, que trazarse planes a largo plazo ya no es una opción.

Entonces, ¿qué vas a hacer para que el tiempo se convierta en tu aliado?, podrías, para empezar, dejar de compararte con los amigos, conocidos y famosos que ves a diario en las redes sociales, viajando por el mundo, conociendo lugares que tú ni en sueños ¿crees que eso es real? Solo piénsalo.

Si tus planes cortoplacistas te están dando en la cabeza y estás al borde de un ataque de ansiedad, depresión o locura, ese anhelo constante de que todo suceda ya te va a pasar factura.

Así que ve por el camino del juego largo porque ¿qué importa lo que digan los demás?, aparta tiempo de la agenda para ti, no te abrumes aceptando reuniones por doquier solo para decir que estás “muy ocupado” porque eso te da “estatus”, sí, y no lo digo yo, léete el libro que te menciono en esta entrada de blog y lo sabrás.

Aprende a decir que no, enfócate en aquello que en realidad tiene valor para ti.

Acuérdate que en juego largo hay desquite y ojalá, Armando, que jamás tengas que soportar los 54 minutos 20 segundos de “Eroica” de Beethoven.

 

 

 

 

 

 

 

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